¿El agua no tiene sabor, o sí?

¿El agua no tiene sabor, o sí?

El Sabor del Agua

¿Cómo es posible que algo que se supone sea insípido, incoloro e inodoro, tenga gusto y que además, prefiramos un agua por sobre otra?

Aunque el agua es principalmente H2O, no es tan simple como parece. El agua que consumimos, ya sea embotellada o del grifo, contiene una variedad de minerales y compuestos disueltos. Algunos de estos compuestos son benéficos para nuestro organismo y otros no.

Dentro de los compuestos benéficos que más definen las características del sabor del agua, encontramos el calcio, magnesio, sodio y potasio. Dentro de aquellos compuestos no benéficos que nuestro paladar logra identificar más fácilmente se encuentra el Cloro.

Dependiendo de la fuente del agua y del proceso de purificación, la cantidad y la combinación de estos compuestos y minerales puede variar considerablemente, afectando el sabor percibido.

Sin embargo, el problema más importante permanece oculto a nuestros paladares y consiste en todos aquellos compuestos que, siendo perjudiciales para nuestro organismo, no logramos detectar como: metales pesados, pesticidas y herbicidas, micro y nano-plásticos, PFAS, radioisótopos naturales, entre miles.

¿Pero si el agua tiene buen sabor, no puede ser mala, o sí?

Tomemos el ejemplo de lo que comemos. Los alimentos poco saludables a menudo están diseñados para ser irresistibles para nuestro paladar. Los colorantes artificiales, grasas transgénicas, aditivos (INS) y otros ingredientes pueden mejorar el sabor y la apariencia de los alimentos, haciendo que sean más atractivos para nosotros.

Sin embargo, estos mismos ingredientes pueden ser perjudiciales para nuestra salud a mediano o largo plazo.

Nuestros sentidos de la vista, el olfato y el gusto pueden ser fácilmente engañados por estos elementos, lo que nos lleva a consumir alimentos que, aunque sabrosos, pueden ser dañinos para nuestro cuerpo.

La Importancia de la Conciencia y la Educación

Entonces, ¿cómo podemos protegernos de la falla en nuestro propio sentido del gusto? La clave está en la conciencia y la educación. Es fundamental que comprendamos los ingredientes que están presentes en nuestros alimentos y bebidas, así como los posibles riesgos para la salud asociados con ellos. Al leer las etiquetas de los alimentos y buscar información sobre los productos que consumimos, podemos tomar decisiones más informadas sobre nuestra dieta y estilo de vida.

De forma similar, y aunque un poco más compleja por tratarse una problemática que el mundo entero ha abordado de forma más reciente, sucede con la calidad del agua que bebemos. Resulta importante mantenerse bien informado, acudiendo a fuentes científicas confiables que nos otorguen las últimas recomendaciones basadas en los descubrimientos más recientes.

Un ejemplo de ello, consiste en una nueva recomendación sobre preferir agua del grifo filtrada en lugar de agua embotellada por la excesiva cantidad de nanoplásticos encontrados en éstas, según declaro la Dr. Mason, Directora de Sostenibilidad de la Universidad de Penn State de los Estados Unidos en base a un estudio científico reciente.

https://cnnespanol.cnn.com/2024/01/09/agua-embotellada-nanoplasticos-invadir-celulas-cuerpo-estudio-trax/

Conclusión

En última instancia, la paradoja de la palatabilidad nos recuerda que no siempre podemos confiar en nuestros sentidos cuando se trata de tomar decisiones sobre nuestra dieta y salud. Es importante mantenernos alerta y ser conscientes de los posibles engaños que pueden presentarse en forma de sabores tentadores y promesas de frescura. Al hacerlo, podemos protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres queridos de los riesgos asociados con los alimentos y bebidas poco saludables.

La próxima vez que te encuentres frente a un alimento tentador o una botella de agua aparentemente deliciosa, tómate un momento para reflexionar sobre lo que realmente estás consumiendo y cómo puede afectar tu salud a largo plazo.

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